El 7 de agosto de 1997 terminé de leer la novela
"El amor en los tiempos del cólera" de
Gabriel García Márquez. No recuerdo el dato porque tenga una memoria especialmente buena, es sólo que en aquella época tenía la costumbre de dejar escrita la fecha al terminar un libro que me había gustado. Lo que sí recuerdo bien es una curiosidad que descubrí entre sus páginas que me dejó intrigado y que recientemente, al cumplirse el sexto aniversario del fallecimiento de su autor, me volvió a la memoria.
Estaba ya cerca de terminar la novela cuando tuve la fuerte impresión de haber leído ya antes uno de sus párrafos, la descripción de una calurosa noche a bordo de un barco que remontaba un río. Era en la página 344 de 355 de la edición de Círculo de Lectores que leí yo y decía así:
"Por la noche, aun en las épocas de mejores aguas, había que amarrar para dormir, y entonces se volvía insoportable hasta el hecho simple de estar vivo. La mayoría de los pasajeros, sobre todo los europeos, abandonaban el pudridero de los camarotes y se pasaban la noche caminando por las cubiertas, espantando toda clase de alimañas con la misma toalla con que secaban el sudor incesante, y amanecían exahustos e hinchados por las picaduras."
Volví atrás para saber si estaba en lo cierto y en la página 148 de mi libro encontré lo siguiente:
"Pero de noche había que amarrar el buque para dormir, y entonces se volvía insoportable hasta el hecho simple de estar vivo. Al calor y los zancudos se agregaba el tufo de las pencas de carne salada puestas a secar en los barandales. La mayoría de los pasajeros, sobre todo los europeos, abandonaban el pudridero de los camarotes y se pasaban la noche caminando por las cubiertas, espantando toda clase de alimañas con la misma toalla con que se secaban el sudor incesante, y amanecían exhaustos e hinchados por las picaduras."
He incluído adjuntas unas fotografías del libro que acabo de tomar donde se puede ver en su contexto los párrafos que he transcrito aquí.
En principio pensé que podría ser una referencia que García Márquez incluyó a propósito para generar una especie de
'dejà-vu' al lector, o quizás una coincidencia involuntaria que sucedió al relatar de forma muy similar una situación recurrente. Pero lo que me parece más probable es que recuperara para sus novelas notas sueltas que iba escribiendo y, sin darse cuenta, incluyera por duplicado una de ellas en esta historia.
Tras consultar sobre el tema en Facebook a la escritora Rosario Raro y varios de mis contactos relacionados con el mundo literario me comentaron que, tras revisar algunas tésis y otros trabajos sobre la obra de García Márquez, todo apuntaba a que este hecho que cuento aquí había pasado desapercibido hasta el momento, o que al menos todavía nadie había escrito nada al respecto. ¿Habéis leído esta obra? ¿Qué opináis sobre esta curiosidad?