De aquí a la eternidad. De la eternidad a la basura.
Derecho individual a 10 minutos de fama, y mil años de olvido: ¡sí, quiero!
El valor de la memoria impresa caducado, un muerto que muere dos veces si en el muro al sofá no le hace juego. Rebaños de bolsillo, ovejas eléctricas pastando sueños digitales enredados a la velocidad de la luz para el buen pastor. el mejor postor, ese gran hermano que sin ojos todo lo ve y todo lo recicla. ¡Aleluya!
Todo fluye. La nada permanece.
Fotografía tomada en El Palmar en abril de 2018
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